Existen dos tipos distintos de vidrios de seguridad que nos permitirán disminuir el peligro por cortes en caso de rotura: los vidrios de seguridad laminados y los vidrios de seguridad templados.
Los vidrios de seguridad laminados están formados por dos o más vidrios unidos por una o varias láminas plásticas especiales, en cambio, los vidrios templados son cristales endurecidos fabricados especialmente para aportar un dureza extra al cristal.
Un ejemplo de vidrio laminado que todos podemos identificar rápidamente es la luna parabrisas de nuestros coches. Y siguiendo con el mismo ejemplo, el vidrio templado sería el del resto de las lunas del vehículo: laterales y traseras.
¿Cómo se comportan los distintos vidrios de seguridad?
Ante una rotura, los vidrios de seguridad laminados se quedan unidos entre sí gracias a la lámina especial de la que hemos hablado, por tanto, son especialmente eficaces ante posibles cortes o lesiones. Estos vidrios son utilizados para usos dispares, desde prevenir caídas si son colocados por ejemplo como cierres de terraza o como antirrobos; todo ello gracias a la lámina que portan que dificultan la ruptura del cristal.
Cuando se rompe un vidrio laminado se forman grietas, pero no se hace añicos ni se desprenden trozos.
El comportamiento de los vidrios templados ante rotura es diferente: en este caso el cristal se deshace en pequeños cristalitos, pero los mismos no están afilados, con lo que disminuimos considerablemente el riesgo de cortes. Aunque es útil para evitar lesiones, no se deben utilizar como vidrio preventivo anticaídas ni antirrobo.
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